El voluntariado tutelar en tiempos de COVID-19

Desde 1994, la Fundación Luis de Azúa tutela y protege a personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, por encomienda judicial, garantizando sus derechos y calidad de vida y promoviendo su inclusión social. Los voluntarios tutelares son un referente y una segunda familia para estas personas tuteladas, de las cuales el 70% viven en entorno residenciales.

A raíz de la pandemia, la fundación ha tenido que buscar la forma de sustituir el habitual apoyo presencial y activo por una comunicación y seguimiento vía online a través de videollamadas y plataformas online, tanto de manera individual como grupal. Para ello, además, ha necesitado un poco de formación y el apoyo de personal de las residencias. Entre marzo y agosto se realizaron varios encuentros con una participación cercana a las 20 personas de media en cada uno de ellos.